Sombras

Juegos de sombras entre sonrisas en atardaceres sin memoria.

Recuerdos que se diluyen en el pasar del tiempo, vagando entre las páginas amarillas de aquel libro que narraba cuentos para niños.

Palabras que ya perdieron su significado.

Miradas desfiguradas por el oleaje de una vida ya vivida. Dibujos sin acabar.

Los fantasmas siguen ahí, agazapados en la noche, cuando al caer el sol, esas sombras ya no hablan de sonrisas sino de dolor. Y las estrellas observan mudas e impotentes la caída de los héroes.

Nunca hubo tiempo para la gloria. La cima no fue más que una ilusión desdibujada, una novela sin principio ni final.

El amanecer de un nuevo día solo trae con él mundos grises. Envases vacíos a los que, solo la inercia por alcanzar islas de cartón, les mueve las velas para seguir surcando el océano de la rutina.

Poco importan ya los guiños del destino. Las derrotas o los triunfos más mundanos. Nada significan los versos escritos en lo efímero de sus besos.

El futuro dejó de contar al oído historias de valientes princesas y reinos dorados, de caballeros de brillante armadura y malvados derrotados.

En el descenso a la oscuridad del olvido, ya nadie se acuerda  de las miradas que hiceron temblar el alma de los mortales, ya nadie recuerda haber estado alguna vez vivo.