El despertar de Arcadius II

Más allá de las remotas nebulosas de Caledonia, en las zonas inseguras de la Federación, existe un insignificante planeta que iba a convertirse en pieza fundamental del devenir del destino de la humanidad en nuestro tiempo.

Arcadius II, una exotierra descubierta en el año 350, perteneciente al sistema Subra, es habitable gracias a sus condiciones climatológicas análogas a la Tierra. Inmensos océanos azules cubren la mayor parte de su superficie, relegando la tierra firme a un escueto 5% del total.

Su descubrimiento se atribuye a la sonda espacial Aquiles III, lanzada por la Agencia Espacial Internacional en tiempos previos al Gran Concordato, cuando la exploración espacial no se regía todavía por las leyes federales.

Terraformado cinco años después, los primeros asentamientos datan del año 363, considerado año 0 en la cronología local.

Obtuvo el estatus de planeta no adscrito a la Federación en el 620 (año 257 para el planeta). Este estatus le permitía disponer de una posición alejada de las intrigas políticas y las guerras internas que sucedían en las regiones más pobladas de la Federación.

Con una industria autosuficiente y unas exportaciones casi inexistentes, Arcadius II era uno más de esos cientos de planetas que pasaron desapercibidos al radar de la Federación cuando el gobierno democrático fue depuesto.

Sólo que Arcadius II no era un simple planeta más.

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