Cristales

Solo oigo las pisadas que dejo atrás.

Miro rostros que no entiendo y los olvido a su paso. Cruzo miradas profundas que hablan idiomas que desconozco.

Dejo mis huellas en la arena pero el mar se las lleva consigo en cada ola. El horizonte, impasible, parece observar en silencio mi carrera a ninguna parte.

Tal vez me di cuenta demasiado tarde de que la vida no estaba hecha para caminos tan dispares, para montañas tan altas, para saltos al vacío.

Danzo sobre los cristales de un mundo que ya no siento mío, marcando un ritmo que me hace perder el equilibrio y caer. Una y otra vez.

Y en cada caída no hago otra cosa que recordar todos los fracasos, todos los finales tristes de novelas que parecían querer llegar a tocar el sol.

Palabras. Todas rotas. Queriendo decir algo sin decir nada.

Quizá baste con parar, sentarse y, mientras el agua acaricia mis pies descalzos, disfrutar de la última de las puestas de sol.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *