Serás

Serás llamarada en la densa noche donde los sueños enmudecieron.
Y contarás entre susurros las vidas de soldados de juguete.
De corazones de hojalata que quisieron sentirse latiendo al verte.

Serás sonrisa delicada coloreando de rojos tus mejillas.
Mientras las lágrimas afloran en tus ojos y riegan de futuros las historias sencillas.

Serás valor en los días tristes, el destino escrito en muros de papel, presto a borrarse en el vaivén de un barco que no quiso nunca pararse a saber quién era él.

Serás canción y poesía, rima consonante en un mundo de miradas cansadas, de manos frías y almas vacías.

Serás en futuro porque en el presente no eres más que un fugaz dibujo en las estrellas de mi firmamento.
Una voz en susurros hablando de cuentos de amor con final incierto.

Serás porque en pasado fuiste ilusión por un verso.
Engañaste a los ojos el suficiente tiempo,
pero el corazón no es ciego y descubrió el truco, cayeron las vendas
y se rompió el momento.

Serás, algún día amor, serás, contra todo pronóstico,
contra toda razón y desvelo,
serás mi sol y mis estrellas,
mi horizonte en el cielo.

Respuestas

Dejamos que el tiempo pasase, y lo perdimos buscando imposibles.

Nos alejamos del sendero y, así, terminamos encontrando caminos a ninguna parte.

No entendimos, quizá, que nada había que buscar. Que lejos de destinos escritos en piedra, la vida la moldean nuestras propias manos, nuestras propias decisiones.

Me vienen a la memoria los ancianos de aquel rincón escondido, contándome en su lento caminar, que nunca se llega demasiado tarde. Ellos, que pasean con la calma de quien ha visto ya todo en la vida, disfrutan de la espera, de la pausa, de la quietud, pintando de significado los momentos.

Tal vez en ese tiempo que aparenta estar vacío, aprovechan para dejar de buscar respuestas en lugares remotos y deciden navegar en las tempestuosas aguas de sí mismos, aun con miedo, aun con incertidumbre.

En medio de esa tormenta, donde el pasado dejó de ser una carga y el futuro dejó de importar, encuentran la paz. Encuentran el sosiego suficiente para abandonar las correas que los amarran a una realidad desfigurada.

Olvidan los fantasmas que les impedían concilar el sueño. Se olvidan de todo por un rato. El suficiente para caer en la cuenta de que nunca hubo respuestas, nunca necesitaron buscarlas, porque nunca fueron necesarias las preguntas.